lunes, 4 de enero de 2016

Cuando las bibliotecas y museos paran




Hace años que no escribía en mi blog. Como bien dijo un amigo harto más joven hace un rato ya: –Es que nadie puede seguir escribiendo en blogs en la era de los micro blogs.
Sin embargo, algo me pasa al cultivar twitter y facebook, que siento que no siempre alcanza el micro espacio para reflexiones más macro.

Evidentemente nadie está obligado a darse la lata de leerlo. Solo es un placer del escritor. Cultivar el huerto del texto propio, como en los diarios de vida, es algo personal. Un huerto donde el humus de la escritura hace nacer y renacer las ideas, las propias, las ajenas. Una dimensión puede ser el mismo andar de la vida y las lecturas, pero también la realidad, así como los espacios mentales de coleccionismo freak. Escribir es un placer, pero a veces también una responsabilidad, un testimonio necesario. Aunque, para muchos ya sobran palabras e imágenes, sobre todo imágenes.

En este momento puntualmente, me impulsa un paro. Sí, así es; es un paro lo que me mueve a volver a publicar en el blog. El paro de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos de Chile. Lleva dos semanas y en los medios nacionales no se ha discutido su alcance, ni tampoco los motivos. Los medios dirán que no importan mucho que bibliotecas y museos no estén abiertos. La misma DIBAM puede argumentar que se trata de algo interno y que tiene relación con la configuración de un Ministerio que aún no está cerrado. Mientras los funcionarios apelan a algo muy concreto, un cambio en los conceptos estructurales en los quedaría la DIBAM al interior de la futura estructura gubernamental e implica mucho más que solo un escalafón del "personal".

Este paro es grave, serio, urgente. Hace unas semanas fue publicada una carta que redacté en el diario La Tercera y que copio a continuación porque el paro sigue y los medios no le dan la cobertura que requiere:

"Tal como con otras reformas, la firma de la indicación sustitutiva al Proyecto de Ley del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, fue un llamado a respaldar al Gobierno y de paso un modelo de financiamiento de la cultura para dejar de lado los eufemismos.

De todos los presentes, pocos efectivamente conocían el texto final en cuestión. El borrador y sus complejidades, con una versión por ministro: Cruz-Coke (2012) Barattini (2014) y Ottone (2015), parecieran disiparse. Un corolario de esa negociación se refleja en las “eses” del título del Ministerio, suponiendo que el lenguaje cambia la realidad. Pero hay un hecho elocuente: bastó que algunos participantes conocieran el documento -los funcionarios de la Dibam- para que fueran a paro, decepcionados por la discordancia entre lo que ellos conocieron del texto y lo que finalmente irá al Congreso.

Esta es otra fase de las tantas caras que tiene una fantasía que el mismo CNCA desde sus orígenes creó: la “participación”. Pues bien, esta nueva versión del documento, no es pública aún. Pero, no hay que alarmarse por las transformaciones que implicará, porque -como otras reformas- finalmente quienes la ejecutarán vendrán en algunos años más. Se trata de reformas profundas, pero sobre todo lentas. Lo suficientemente lentas como para que el modelo de protección gremial y de leyes sectoriales centrado en proyectos siga siendo la forma de financiamiento de la cultura. No obstante, existe una distancia enorme entre una estructura gubernamental más y un verdadero Ministerio de Cultura. Celebrar la firma de un texto aún desconocido es curioso. Esperemos conocer la letra grande y la chica, según lo que está en el programa de la Presidenta Bachelet (duplicar el presupuesto de cultura para fines de su mandato). Este ministerio trae la fuente soñada  de la sobrevivencia del arte nacional en su sueño adolescente: ser mantenidos por un padre o una madre Estado. Esperemos a leerlo para celebrar, por el momento, no me gustan las celebraciones a sobre cerrado."

No hay comentarios: