sábado, 6 de febrero de 2016

Columna publicada en El Líbero el 01.02.2016 sobre el libro Diálogos para una nueva escuela en Chile




La  “revolución pingüina” cumple 10 años. Exigía gratuidad y calidad. Gratuidad es una discusión en curso. Calidad, más difusa y en suspenso, significa preguntar no sólo por cómo, sino también por lo que se enseña. Es decir, pensar el currículum. Así nace el libro Diálogos para una nueva escuela en Chile: el auge de la educación (Ediciones UC).
La evidencia muestra que en Chile dos de cada tres niños salen de la enseñanza básica sin lograr lo que el MINEDUC definió como las habilidades mínimas. Surgen interrogantes fundamentales: ¿Cómo se enseña? ¿La cantidad y el tipo de conocimiento que integra el currículum es el correcto? ¿Qué implica el que esté centrado en conocimientos específicos de las distintas áreas del saber? ¿Puede exigírseles a todos los estudiantes los contenidos basales para las carreras universitarias?
Nos acostumbramos a ver en la prensa titulares como: “Los niños chilenos no entienden lo que leen”. ¿Quién es responsable? No son los niños, ni los profesores, ni tampoco las pruebas estandarizadas. Evidentemente ha habido mejoras en los aprendizajes, pero eso no se refleja en la mayoría de los estudiantes. Mientras los contenidos son cada vez más lejanos a las realidades cotidianas y locales, además se socava el sistema de recambio de docentes. Es difícil que un niño quiera ser profesor si representará a una institución en la que, después de 12 años de estudio, ellos mismos dicen que “no son nada”, sólo egresados de educación media. Esto debe alarmarnos. El destino de la mayoría no pasa por la educación universitaria y es más importante entregar una formación para todos, considerando los procesos de autoaprendizaje y cambio que vivirán, más que saberes especializados.
Sistemáticamente, se da a los estudiantes y sus familias una retroalimentación negativa a través de las evaluaciones. Lo que creamos, con esos dos tercios de la población que no hace suyo el currículum, es que no quieran al sistema que los forma. Son señales de menosprecio que minan su autoestima, produciendo una pugna con su entorno. Señales perversas como: no importa que no aprendas, lo importante es que vayas al colegio. Las personas se sienten desligadas, desamparadas, sin la pertenencia que los haga partícipes de esa relación. Este desapego es el mayor daño que este sistema educacional está generando.
Por otra parte, surgen voces que afirman que las evaluaciones estandarizadas (SIMCE) impiden que se realicen buenas prácticas dentro del aula, porque se enseña para la evaluación. Si la hipótesis es que no se debe enseñar para la prueba que va a medir el currículum, entonces el problema no es la prueba, sino las materias que comprende el currículum. Obviamente es más simple pensar en eliminar las pruebas estandarizadas que cambiar un currículum arraigado por décadas.
Este libro propone la necesidad de determinar un conjunto de habilidades esenciales que todos deben dominar y que el Estado garantice. Si los contenidos que llegan a los niños no son coherentes, y si, además, éstos se pasan a un ritmo distinto de sus necesidades, ellos no van a poder construir su conocimiento. Necesitamos definir un currículum esencial que sea dominado por los profesores para transmitirlo a la realidad del alumno, dimensionado adecuadamente al tiempo escolar.
¿Qué es más inequitativo, un contexto donde se espera que un niño sepa 100 y hacer que al salir del colegio sepa 10 o, como ahora, sepa cero? Nuestra propuesta es que el primer paso sea garantizar que se le dé 10, superando el cero actual. Después ver cuál es el paso siguiente para ir en más. Llevamos mucho tiempo dándole cero a dos de cada tres estudiantes. No decimos que la Enseñanza Media no deba preparar a los futuros médicos, ingenieros o abogados, pero sólo un porcentaje menor alcanza esa formación. Por lo tanto, buscar la excelencia para esos estudiantes, implica asumir que es injusto descuidar las necesidades de los otros.
En la Constitución chilena se garantiza la salud y la educación para todos. Entonces, si dos de cada tres niños no aprende lo mínimo que el Estado definió; esto quiere decir que el Estado no garantiza la educación. Para eso, debemos asegurar una formación esencial. Igual que el Plan AUGE, que garantiza (en teoría) una cobertura de salud mínima y digna para todos. Podemos definir un primer núcleo esencial de contenidos para luego avanzar, construyendo experiencia y haciendo estudios que midan el impacto de una educación efectivamente para todos.

http://ellibero.cl/opinion/un-auge-para-la-educacion/

martes, 2 de febrero de 2016

Podcast al programa #PensarEsGratis de Federico Sánchez en Radio Oasi

Podcast al programa  del viernes 29 de enero pasado, en Radio Oasis, conversando con Federico Sánchez sobre educación y cultura, a partir del libro que recientemente publicamos con Miguel Nussbaum: Diálogos para una nueva escuela en Chile: el auge de la educación (Edicones UC CEPPE)





jueves, 28 de enero de 2016

Mi respuesta a la carta del Ministro Ottone en el Diario La Tercera martes 26 de enero 2016


Señor director:
Agradezco al ministro Ottone reconocer mis cuestionamientos al nuevo Ministerio de Cultura. Esa es mi intención: cuestionar. En calidad de consejero nunca recibí respuesta directa, solo miradas silenciosas de los funcionarios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ante la pantomima institucionalizada de la “participación”. El paro de la Dibam es prueba suficiente de la sorpresa que representó para todos la redacción final de este proyecto.
Que no utilice los conductos regulares se debe a que dichas vías conducen a otros consejeros o subdirectores, y jamás al ministro. Un laberinto perfecto. Por esto, siento el deber de plantear otras preguntas: ¿es verosímil un Ministerio de Cultura sin ningún representante del Mineduc en sus consejos nacionales ni regionales? Temo, considerando solo este aspecto, que el documento consolida un modelo que privilegia el financiamiento de proyectos por gremios y sectores de la producción artística, debilitando la necesaria integración de la cultura concebida como parte constitutiva del ser ciudadano y, por lo tanto, imprescindible en la formación.
Esta desintegración es quizás la respuesta a la desafección sobre la que alerta el ministro en la entrevista del 16 de enero: las bibliotecas y museos pueden estar cerrados un mes sin reacción alguna, porque no son significativos en el modelo cultural que es fruto de décadas de una política idéntica a la que sustenta el proyecto de ministerio.

http://diario.latercera.com/2016/01/26/01/contenido/opinion/11-207961-9-institucionalidad-cultural.shtml

viernes, 22 de enero de 2016

Respuesta del Ministro Ernesto Ottone a mi carta sobre nuevo Ministerio de Cultura




Señor director:

Los últimos meses he visto que de manera sostenida Pablo Chiuminatto se ha dedicado a cuestionar a través de los medios nuestra gestión. Frente a su última carta quiero aclarar algunas de sus aseveraciones, que no se ajustan a la realidad.

Desde que asumí la administración del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, hemos enfrentado paradigmas bastante opuestos a los señalados en su carta. De hecho, se realizó un trabajo de levantamiento de los avances en materia de institucionalidad cultural durante los últimos 25 años, desde el informe Garretón en 1991, hasta la consulta indígena. 

La expresión “partir de cero” hace alusión a que volvimos al origen para robustecer esta discusión. Esto incluye las consultas públicas de 2014, los insumos recogidos de cada comisión, mesas de trabajo, cabildos, encuentros y otros. Nos reunimos con actores relevantes del mundo de la cultura y el patrimonio, porque sabemos que su experiencia es clave para la creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Sobre la participación activa de los tres gremios (Anfudibam, Anfucultura y los funcionarios del patrimonio), ellos mismos pueden dar cuenta de esto. Por primera vez hemos logrado juntos grandes acuerdos, confianza y proyecciones que, sin participación, no habrían podido ser efectivamente incorporados a la indicación sustitutiva.

Cuesta entender que quiera cuestionarse el trabajo realizado cuando hemos estado siempre abiertos al diálogo. Más aún, que este cuestionamiento provenga de un integrante del Consejo Regional de Cultura en la Región Metropolitana, instancia en la que todo lo expresado puede ser discutido de manera directa, entendiendo que quienes conforman este órgano colegiado, lo hacen en pos de contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad cultural.

Ernesto Ottone R.

Ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes


http://www.latercera.com/noticia/opinion/correos-de-los-lectores/2016/01/896-665008-9-institucionalidad-cultural.shtml

miércoles, 20 de enero de 2016

Ministerio de Cultura





Esta carta fue publicada el día 26 de diciembre de 2015 en el Diario La Tercera

Señor director:

Tal como con otras reformas, la firma de la indicación sustitutiva al Proyecto de Ley del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, fue un llamado a respaldar al Gobierno y de paso un modelo de financiamiento de la cultura para dejar de lado los eufemismos.

De todos los presentes, pocos efectivamente conocían el texto final en cuestión. El borrador y sus complejidades, con una versión por ministro: Cruz-Coke (2012) Barattini (2014) y Ottone (2015), parecieran disiparse. Un corolario de esa negociación se refleja en las “eses” del título del Ministerio, suponiendo que el lenguaje cambia la realidad. Pero hay un hecho elocuente: bastó que algunos participantes conocieran el documento -los funcionarios de la Dibam- para que fueran a paro, decepcionados por la discordancia entre lo que ellos conocieron del texto y lo que finalmente irá al Congreso.

Esta es otra fase de las tantas caras que tiene una fantasía que el mismo CNCA desde sus orígenes creó: la “participación”. Pues bien, esta nueva versión del documento, no es pública aún. Pero, no hay que alarmarse por las transformaciones que implicará, porque -como otras reformas- finalmente quienes la ejecutarán vendrán en algunos años más. Se trata de reformas profundas, pero sobre todo lentas. Lo suficientemente lentas como para que el modelo de protección gremial y de leyes sectoriales centrado en proyectos siga siendo la forma de financiamiento de la cultura. No obstante, existe una distancia enorme entre una estructura gubernamental más y un verdadero Ministerio de Cultura. Celebrar la firma de un texto aún desconocido es curioso. Esperemos conocer la letra grande y la chica, según lo que está en el programa de la Presidenta Bachelet (duplicar el presupuesto de cultura para fines de su mandato). Este ministerio trae la fuente soñada  de la sobrevivencia del arte nacional en su sueño adolescente: ser mantenidos por un padre o una madre Estado.

http://diario.latercera.com/2015/12/26/01/contenido/opinion/11-205854-9-ministerio-de-cultura.shtml



Paro de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile presagio de una catástrofe



Esta columna se publicó en el periódico digital El Mostrador el día 12 de enero de 2016

Una de las premisas instaladas desde la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA, 1992) fue que era una institución "participativa". Supuestamente el primer organismo verdaderamente democrático después de 1989. Todos creímos y confiamos en ese principio. Sin embargo, con el paro de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (DIBAM), queda cada claro que se trata de una participación limitada. O, más bien, de una variante, una que sirve cuando las ideas son acordes con las políticas culturales del gobierno de turno.
Para quienes hemos participado en las distintas instancias de socialización del documento sustitutivo del nuevo Ministerio de Cultura –desde el año 2012 en mi caso– no fue una sorpresa ver cómo los funcionarios de la DIBAM eran reducidos a un “servicio”, cuando originalmente era uno de los tres ejes (Fondos, Patrimonio y DIBAM). ¿Por qué?, o peor, ¿Para qué se hizo este cambio?
La firma del documento en La Moneda, con la Presidenta, el Ministro delante de un grupo de intelectuales y artistas, parecía la broma final. Es verdad que los borradores pudimos comentarlos todos quienes nos interesamos por participar: comunidades, gestores, artistas, intelectuales y académicos, entre otros. Pero hoy sabemos que eso está muy lejos de algo realmente participativo; sobre todo cuando vemos que las decisiones estructurales las resolvieron el actual ministro E. Ottone y su equipo de asesores.
Hoy sabemos que la participación fue una telón. Y, pienso que creyeron que poco importaría con los funcionarios de la DIBAM porque hoy son empleados del Ministerio de Educación, no del CNCA. ¿Me explico? Hay un vacío y lo usaron. Solo después de la creación del Ministerio de Cultura esos funcionarios pasarán a depender del actual Ministro. Por lo tanto, nadie asume su defensa, nadie responde.
La paralización que mantienen la DIBAM es un presagio de una catástrofe que se viene. La próxima redacción de la Constitución de la república, que dicen también será “participativa”. Pues bien, ese mismo desconcierto, lo veremos mañana en quienes –ilusionados con la participación– crean que eso los hace parte de la redacción de la nueva Constitución.
Dicen que se redactará por medio de cabildos, con papelógrafos y mediadores que irán recogiendo las ideas. Es decir, el que tenga el lápiz será quien modele esa versión de la “participación”. No se ilusionen, se trata solo de una catarsis. Una pantalla para que nadie diga que no pudo decir lo que piensa… mientras los papelógrafos descansarán en la misma bodega donde aún duermen miles de mochilas del “Maletín Literario”. ¿Lo recuerdan? Total después se redacta lo correcto, lo buscado. A sobre cerrado y a puerta cerrada. Los que participamos ya somos pasado: –Gracias por tus ideas… sigue participando. Nos vemos en el Congreso.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2016/01/12/el-paro-de-la-dibam-es-un-presagio-de-la-catastrofe-que-se-viene/

lunes, 4 de enero de 2016

Cuando las bibliotecas y museos paran




Hace años que no escribía en mi blog. Como bien dijo un amigo harto más joven hace un rato ya: –Es que nadie puede seguir escribiendo en blogs en la era de los micro blogs.
Sin embargo, algo me pasa al cultivar twitter y facebook, que siento que no siempre alcanza el micro espacio para reflexiones más macro.

Evidentemente nadie está obligado a darse la lata de leerlo. Solo es un placer del escritor. Cultivar el huerto del texto propio, como en los diarios de vida, es algo personal. Un huerto donde el humus de la escritura hace nacer y renacer las ideas, las propias, las ajenas. Una dimensión puede ser el mismo andar de la vida y las lecturas, pero también la realidad, así como los espacios mentales de coleccionismo freak. Escribir es un placer, pero a veces también una responsabilidad, un testimonio necesario. Aunque, para muchos ya sobran palabras e imágenes, sobre todo imágenes.

En este momento puntualmente, me impulsa un paro. Sí, así es; es un paro lo que me mueve a volver a publicar en el blog. El paro de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos de Chile. Lleva dos semanas y en los medios nacionales no se ha discutido su alcance, ni tampoco los motivos. Los medios dirán que no importan mucho que bibliotecas y museos no estén abiertos. La misma DIBAM puede argumentar que se trata de algo interno y que tiene relación con la configuración de un Ministerio que aún no está cerrado. Mientras los funcionarios apelan a algo muy concreto, un cambio en los conceptos estructurales en los quedaría la DIBAM al interior de la futura estructura gubernamental e implica mucho más que solo un escalafón del "personal".

Este paro es grave, serio, urgente. Hace unas semanas fue publicada una carta que redacté en el diario La Tercera y que copio a continuación porque el paro sigue y los medios no le dan la cobertura que requiere:

"Tal como con otras reformas, la firma de la indicación sustitutiva al Proyecto de Ley del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, fue un llamado a respaldar al Gobierno y de paso un modelo de financiamiento de la cultura para dejar de lado los eufemismos.

De todos los presentes, pocos efectivamente conocían el texto final en cuestión. El borrador y sus complejidades, con una versión por ministro: Cruz-Coke (2012) Barattini (2014) y Ottone (2015), parecieran disiparse. Un corolario de esa negociación se refleja en las “eses” del título del Ministerio, suponiendo que el lenguaje cambia la realidad. Pero hay un hecho elocuente: bastó que algunos participantes conocieran el documento -los funcionarios de la Dibam- para que fueran a paro, decepcionados por la discordancia entre lo que ellos conocieron del texto y lo que finalmente irá al Congreso.

Esta es otra fase de las tantas caras que tiene una fantasía que el mismo CNCA desde sus orígenes creó: la “participación”. Pues bien, esta nueva versión del documento, no es pública aún. Pero, no hay que alarmarse por las transformaciones que implicará, porque -como otras reformas- finalmente quienes la ejecutarán vendrán en algunos años más. Se trata de reformas profundas, pero sobre todo lentas. Lo suficientemente lentas como para que el modelo de protección gremial y de leyes sectoriales centrado en proyectos siga siendo la forma de financiamiento de la cultura. No obstante, existe una distancia enorme entre una estructura gubernamental más y un verdadero Ministerio de Cultura. Celebrar la firma de un texto aún desconocido es curioso. Esperemos conocer la letra grande y la chica, según lo que está en el programa de la Presidenta Bachelet (duplicar el presupuesto de cultura para fines de su mandato). Este ministerio trae la fuente soñada  de la sobrevivencia del arte nacional en su sueño adolescente: ser mantenidos por un padre o una madre Estado. Esperemos a leerlo para celebrar, por el momento, no me gustan las celebraciones a sobre cerrado."