domingo, 20 de enero de 2008

Viaje inaugural


Hace algunos años que tengo la aspiración de publicar mis crónicas de viaje en un medio escrito. Sin embargo, antes que esa oportunidad se dé y mi fantasía se cumpla, he decidido sumarme a los miles de miles que desde sus teclados sueñan con algo más que un diario de vida oculto en un cajón, el que, a medida que crecemos, a menos personas interesa. Lo hago no porque piense que puede interesarle a muchos sino porque al hacer clic en «publicar entrada», tal como señala el blog, efectivamente tengo la sensación de estar publicando mis notas de viaje. Ahora, una aclaración. No todo lo que publicaré son viajes.
Me gusta pensar que todos son relatos que cuentan historias de traslados, porque creo sinceramente que es una manera saludable de vivir el día a día. Estar o no en viaje efectivamente no es lo importante. Sentirse en viaje es el estado que busco. Sé que a esta altura de la lectura, con este tipo de afirmaciones, puede pensarse que he entrado en una fase un tanto arrebatada y pseudo-romántica. No es así, se trata solo de la fantasía de un viajero en los tiempos en que el viaje es algo completamente corriente y está a la mano de cualquiera. Pero bueno, nadie puede saber el destino final de estas notas. Viajar, sentirse en viaje, será a veces el retrato de lo que veo cuando salgo de viaje y, en otras, de cuando sueño que lo hago. Este es el viaje inaugural de una colección soñada. El resto lo traerá los caminos que siga. Me comprometo a escribir sobre lo que vea más que sobre lo que siento como dijo Chatwin. Así seguiré un predicamento fundamental de muchos viajeros que dejaron escrito las descripciones las que nos permiten viajar por sus páginas. En fin, ya se vislumbrarán mis ambiciones de cronista: volver sobre las palabras de otros como si se tratara de un mapa que guarda el viaje inagotable de lo vivido por otros.

14. JULIO. 07/ 20. ENERO. 2008